miércoles, 16 de julio de 2008

La objetividad (clase de Amelia Rivadeneira)
“La objetividad periodística: una pretensión tan desmedida como la de aprisionar el reflejo de las aguas de un río, que en un instante son y en el siguiente dejan de ser. Sin embargo, esa objetividad es la garantía que el lector busca para poder creer.” Javier Darío Restrepo
El conocido texto de Heráclito sobre el hombre que no puede bañarse dos veces en el mismo río, porque sus aguas en movimiento constante hacen que el río vaya cambiando cada instante, es una comparación muy acertada para describir la tarea que tiene el periodista.
Los hechos de la vida diaria, que son la materia esencial de la información periodística, son tan cambiantes como las aguas de un río. Pretender la objetividad total es tanto como creer que es posible capturar y congelar el instante que huye. El mismo hecho, observado por distintos periodistas, recibe tratamientos y versiones diferentes y, además, en las sucesivas ediciones de un periódico o en las emisiones de un noticiero, tiene que ser complementado, corregido, aclarado o rectificado, hasta el punto de que el periodista llega a contemplar las suyas como verdades provisionales.
Según Amelia Rivadeneira, docente de la Universidad de las Américas, la objetividad es la capacidad de argumentar lo que estamos diciendo, con documentos, testimonios, entrevistas, versiones, etc. Para ella se debe tratar a la objetividad mediante verdades periodísticas, que sean válidas y puedan ser argumentadas; las mismas que deben contener una información de calidad basada en ideas que sean útiles para la sociedad(importantes y necesarias). “El buen periodismo debe informar bien, claro, preciso y contextualizado. La prensa debe ir formando las verdades de la sociedad”.Todos los seres humanos tenemos derechos, y estos nos dan la capacidad de pensar y discernir y la única manera de ejercerlos es con información (hechos), los cuales puedan ser sustentados; por lo tanto los ciudadanos tenemos el derecho a la libertad de expresión, el cual desde el periodismo debe ser entendido como el derecho de la ciudadanía a recibir información certera, y que pueda ser argumentada.

“Cuando la información parte de un conocimiento exacto y cierto, de una reflexión consciente y de una rectitud intachable de intenciones en esto consiste la imparcialidad, o la absoluta objetividad" dice Luka Brajnovic.

Partiendo desde el hecho de que los periodistas son seres humanos, y por lo tanto siempre van a existir niveles de subjetividad, no se puede asegurar que puede existir una objetividad total. Desde la elaboración de la agenda aparece la subjetividad, ya que se escogen las noticias que van a ser informadas, y así como dice la filósofa española Victoria Camps: "informar no es tan distinto de opinar, o por lo menos, interpretar. Decidir cuál ha de ser el objeto de la información es dar una opinión. Decidir la forma -la extensión, la imagen- que debe tener la información, es manipular la realidad". Porque, agrega Camps "no se informa sólo por informar. El informador elige una información y elige, a su vez, el público al que la dirige. Nadie habla en el vacío".

Es por esto que cada periodista debe tratar de ver a la objetividad como el tratar de acercarse lo más a posible a la verdad, apoyado en hechos empíricamente verificables, y que además puedan ser argumentados. Para esto la contrastación y equilibrio de fuentes junto con la contextualización nos serían de mucha ayuda para tratar de ser lo más “objetivos” posible; tomo unas palabras de Tuchmann en las cuales hace referencia a la contextualización y su importancia al informar; no solo para el ciudadano, sino para el reportero también: "las citas son la protección del reportero contra la calumnia y el libelo, y la ilusión retórica de fidelidad encuentra aquí su correlato social en la veracidad de la representación."